El oscuro secreto del poder en la inteligencia artificial
Las grandes empresas tecnológicas, incluyendo OpenAI, Meta y Google, están bajo presión para abordar un grave problema que enfrenta la inteligencia artificial: su enorme consumo de energía.
La inteligencia artificial generativa ya consume tanta energía como un pequeño país y se prevé que rivalice con el consumo de Japón en un año. Las búsquedas generadas por esta tecnología utilizan diez veces más energía que una búsqueda web normal, y en apenas dos años ha triplicado los requerimientos energéticos de todo el sector tecnológico.
La crisis climática y la inteligencia artificial
En una conferencia reciente sobre el impacto ambiental, político y social de la inteligencia artificial generativa en la Biblioteca Estatal de Victoria, la experta australiana en inteligencia artificial, la profesora Kate Crawford, advirtió que la popularidad descontrolada de esta tecnología está exacerbando una crisis climática ya alarmante.
La profesora Crawford, quien fue reconocida en la lista de las 100 personas más influyentes en inteligencia artificial de Time, destacó que los sistemas de inteligencia artificial están remodelando el planeta de maneras duraderas y a menudo ocultas. “Estamos bajo una enorme presión para tratar de descarbonizar para mediados de siglo, y si no lo hacemos, nos enfrentaremos a impactos planetarios en espiral que afectarán a todos nosotros”, afirmó.
Consumo de agua y sostenibilidad en la inteligencia artificial
Pero el problema no se detiene en el consumo energético. Los centros de datos que sustentan los sistemas de inteligencia artificial requieren grandes cantidades de agua fresca para su refrigeración, y gran parte de esta agua se evapora. Según Crawford, cada interacción con ChatGPT equivale a desperdiciar medio litro de agua.
“Estamos desperdiciando mucha agua con estos sistemas, y muy poca gente se da cuenta de que es un problema importante”, afirmó. “Por eso, creo que la sostenibilidad debería ser la prioridad número uno del sector, no la carrera por la inteligencia artificial”.
Posibles soluciones y el papel de Australia
A principios de este año, el director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, mencionó que se necesita un avance energético para el futuro de la inteligencia artificial. Altman ha invertido personalmente en la empresa de energía nuclear Helion Energy, que ha firmado un acuerdo para proporcionar energía nuclear a Microsoft.
Crawford ve la energía nuclear como una solución rápida, pero plantea que se deben considerar otras formas de abordar el problema. Una opción es que los investigadores cambien su enfoque para construir sistemas de inteligencia artificial que sean menos intensivos en energía, prioricen la sostenibilidad y utilicen energía renovable y agua reciclada para minimizar el impacto en el planeta.
Crawford también indicó que Australia tiene un papel crítico en este asunto. Al ser un país que ya enfrenta los impactos del cambio climático, sus políticas podrían establecer precedentes globales. La profesora se refirió además a un reciente informe de un comité selecto del Senado que enfatizaba la necesidad de sostenibilidad y transparencia por parte de las empresas tecnológicas.
Colaboración hacia un futuro sostenible
La ejecutiva Faith Taylor, encargada de sostenibilidad en Kyndryl, la mayor proveedora de servicios de TI del mundo, comparte la visión de Crawford. “Me gusta decir que la sostenibilidad es un deporte de equipo”, afirmó. “Hay una necesidad urgente de abordar el cambio climático, y eso requiere acción colectiva. Cada parte involucrada, ya sea un proveedor de nube o un desarrollador de inteligencia artificial, tiene un papel en minimizar nuestros impactos ambientales”.
Taylor sugiere que la inteligencia artificial podría ayudar en la transición hacia energías renovables al predecir patrones climáticos, monitorear el rendimiento de la cadena de suministro y, con el tiempo, hacerse más eficiente energéticamente a medida que las empresas desarrollen modelos de IA de bajo consumo energético.
Reflexionando sobre el impacto de la inteligencia artificial
Después de dos años de asombro por el lanzamiento de ChatGPT y su rápida adopción, la profesora Crawford señaló que ahora estamos en un periodo de reflexión sobre la tecnología. “Estamos en un punto de inflexión”, dijo. “Ahora podemos mirar hacia atrás y decir: ‘¿Qué es realmente útil? ¿Qué está funcionando para nosotros y qué no?’”.
tecnología, energía, sostenibilidad