Jóvenes ugandeses en el centro del entrenamiento de inteligencia artificial para gigantes tecnológicos
En un ambiente de oficina similar al de Silicon Valley africano, jóvenes ugandeses trabajan largas horas delante de pantallas de computadoras, desempeñando tareas esenciales para entrenar los softwares de inteligencia artificial (IA) que utilizan empresas tecnológicas globales como Google y Microsoft. A pesar de la decoración vibrante y las comodidades laborales, hay preocupaciones sobre el coste barato de esta mano de obra calificada.
Trabajo por piezas en Uganda
En Kampala, la capital de Uganda, más de 150 jóvenes realizan trabajos repetitivos con el ratón, como trazar líneas para sistemas de conducción autónoma de vehículos Tesla o seleccionar manzanas maduras para drones. Esto ocurre en la empresa Sama, una startup que se ha especializado en capacitar sistemas de IA para grandes compañías tecnológicas. Aunque Sama presume de clientes de renombre y ofrece mejores salarios que el promedio en Uganda, surge el debate sobre si estas oportunidades representan empleos significativos con perspectivas de futuro.
La búsqueda de mano de obra económica
Con la subida de los salarios en otros países tradicionalmente asociados con la externalización de servicios, como India, las corporaciones están mirando hacia países de África Oriental que ofrecen ventajas como un buen nivel de inglés, una internet estable y una mínima diferencia horaria con Europa. Uganda, junto con Kenia y Ruanda, se ha convertido en un destino atractivo para este tipo de trabajos.
El dilema del desempleo juvenil
Uganda sufre una alta tasa de desempleo juvenil, agravada en regiones como el norte, antiguamente afectado por un conflicto civil. Empresas como Sama ofrecen una alternativa a la ayuda humanitaria tradicional, capacitando a los jóvenes en habilidades digitales y proporcionando trabajos. Aunque la empresa ha crecido y proporciona empleo a numerosos ugandeses, permanecen dudas sobre la calidad y seguridad de estos trabajos a largo plazo.
Una oportunidad con matices
A pesar de que los trabajadores, como Kayiza, un líder de equipo en Sama, afirman que el trabajo es interesante y que el salario es competitivo, expertos como la investigadora keniana Nanjira Sambuli cuestionan la sustentabilidad y seguridad de estos empleos. La satisfacción inmediata de la necesidad de trabajo no debe eclipsar la importancia de los derechos laborales y estándares éticos mínimos. La situación de empleados kenianos demandando a la compañía por condiciones de trabajo 'explotativas' resalta los desafíos en este modelo de negocio.
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